Las chicas que me seguís, ya sabéis que Megan Maxwell es mi autora favorita.
Desde que la conocí con la trilogía de Pídeme no he parado de leer sus libros.
Los he leído todos y el mismo día que sale a la venta uno nuevo, yo me lo leo.
Este es el último que me leí de Megan y aún no os lo había comentado, se llama “Un café con sal” y cuando terminé de leerlo dije lo mismo que digo siempre que termino de leer alguno de sus libros:
“Esta mujer se supera a sí misma”
¿Y por qué me gusta tanto esta autora?, porque habla como tú y como yo, sin lenguaje retorcido de ese que te tienes que parar a pensar en lo que has leído.
Porque todas sus historias terminan con final feliz, que es lo que a todas nos gusta, que para penas cada una tiene las suyas.
Y porque en cada libro pone el corazón, pasión, amor, amistad, deseo y alguna inquietud o circunstancias de la vida, de esas en las que cualquiera se puede ver identificada.
Y lo principal es que las protagonistas son mujeres como nosotras, sencillas, trabajadoras, madres, sin medidas perfectas,….
La protagonista de este libro es una joven moderna y muy extrovertida, a la que le gusta salir con sus “peculiares” amigos.
Se gana la vida trabajando como camarera en un hotel de Madrid.
Una noche después de salir de trabajar, ve como un coche viene muy deprisa, para evitar un accidente y sin pensárselo dos veces le salva la vida a un hombre, justamente al hijo del dueño del hotel
William es un hombre clásico, joven y muy reservado a pesar de su juventud, un hombre que queda prendado al instante de Lizzy, la joven que lo ha salvado.
Si crees en los flechazo, te gusta soñar y reír, no puedes perdértelo
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