Seguro que muchas os vais a trabajar con un simple café en el cuerpo, por eso hoy os quiero decir que despreciar la primera comida del día, nos perjudica y mucho.
¿Queréis saber más?
Muchas pondréis de excusa que no tenéis hambre por la mañana, pero tal vez, el problema está en que pudiste cenar demasiado. Cuando cenamos muy tarde o la cena es muy copiosa, lo lógico es que nos levantemos con muy pocas ganas de comer, aunque después se tiene un mayor apetito durante el día y se tiende a picar o comer con desesperación.
Si pasáis del desayuno con el fin de adelgazar, ya os cuento que lo estáis haciendo mal. Las calorías se deben repartir a lo largo del día y siempre de más a menos. Seguro que habéis oído alguna vez eso de “Desayuna como una reina, come como una princesa y cena como una mendiga”.
– Nuestro rendimiento intelectual baja y tenemos un menor nivel de concentración.
– Se apodera de nosotras el mal humor porque tenemos sensación de cansancio.
– Aumenta el riesgo de padecer obesidad o diabetes.
– Produce estreñimiento.
– Nos puede llevar a tener la presión arterial alta.
– Desayunar bien, reduce el estrés.
Una investigación llevada a cabo en Harvard, demostró que los hombres que se saltaban el desayuno, tenían un mayor porcentaje de padecer infartos.
Si tenéis mucha prisa por la mañana, podéis optar por un tazón de leche con cereales y si además sufrís de estreñimiento, incluye siempre fibra y fruta, para facilitar el tránsito intestinal.
Por muy apurada que vayas, intenta comer con calma, sentada, masticar bien y lo más difícil, dedicarle tiempo. Según los expertos lo ideal es dedicarle, al menos, 20 minutos.
Si tienes algo de tiempo, debes realizar un desayuno compuesto por algún lácteo, fruta, cereales o pan (mejor integral) y algún aporte de proteína, que puede ser un embutido pero que sea bajo en grasa, como el pavo.
En cualquier caso, es importante que nos levantemos con tiempo suficiente para estimular el apetito. Algo complicado para mí, porque prefiero acostarme tarde, antes que madrugar, aunque no queda de otra.
Mi consejo:
Siempre que sea posible desayunar en casa, ya que desayunar cinco días de la semana fuera de casa, supone unos 700 euros al año, mientras que si lo hacéis en casa, os supondrá menos de la mitad y tendréis un ahorro del 60%.
Yo no sé vosotras, pero yo disfruto y mucho con mi desayuno, no puedo ni quiero prescindir de él. Os confieso que siempre me como un bocadillo y que hasta que no me termino mi café con leche, no soy persona.
